Cuando desperté, un paisaje singular se reveló ante mí: el cielo lucía un bonito tono naranja, los árboles agitaban sus rosadas hojas al son de un viento que sonaba como el canto de un ángel. Y allí estaba él, con sus brazos fuertes y verdes que mostraban unas venas muy marcadas.
—¿Quién eres? —le pregunté.
—Soy el médico que te acaba de administrar un psicotrópico —me contestó.
Esta entrada es para participar en el Reto 5 líneas del blog de Adella Brac.
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