Tuve la oportunidad de investigar sobre la mujer romana cuando realicé mi tesina y descubrí algo que es bastante evidente: los orígenes de la violencia de género se encuentran en el patriarcado romano.

Pinturas al fresco de la villa de Pompeya
Me gustaría compartir contigo unas cuantas pinceladas sobre la sociedad que representa nuestra herencia cultural más arraigada.
Según la RAE, el patriarcado es “Organización social primitiva en que la autoridad es ejercida por un varón jefe de cada familia, extendiéndose este poder a los parientes aun lejanos de un mismo linaje”.
Según el derecho romano, el pater familias (padre de familia) tenía ciertos derechos:
- Autoridad sobre la esposa (manus).
- Autoridad sobre los hijos (patria potestas).
- Autoridad sobre los esclavos (dominica potestas).
- Poder sobre los bienes (dominium).
- Autoridad sobre los clientes (iura patronatus).
Es evidente, que una mujer no podía ser pater familias, con lo que no ostentaba ninguno de los derechos anteriores. Pero tenía muchas obligaciones (una muestra):
- Aunque siendo niña asistía a la escuela, cuando llega a la pubertad, está obligada a recluirse en casa, donde aprenderá las tareas del hogar. Un niño podía seguir estudiando y decidir a qué dedicarse.
- Una vez casada tiene la obligación de vestir con ropas matronales: túnica ancha hasta los pies y velo que le cubre los cabellos y los hombros.
- Tenía la obligación de casarse y tener hijos: esta norma era igual para los dos sexos, con la diferencia de que el hombre podía escoger esposa y la mujer no.
- Al no tener patria potestas, no podía decidir nada concerniente a sus propios hijos. Su marido, en cambio, tenía el poder de decidir sobre la vida o muerte de sus hijos no nato como control de natalidad.
- No puede salir sola de casa. Si no puede hacerlo con su marido, lo hará con un hijo varón o con un esclavo. Jamás sola.
- Ius osculi: esta era una ley que obligaba a toda mujer romana a aceptar ser besada en los labios por cualquier miembro masculino de su familia. Era una medida dirigida a saber si una mujer había bebido vino.
- Sí, ¡la mujer romana tenía prohibido beber vino u otras bebidas alcohólicas!, pues se la consideraba débil de espíritu y se dejaría llevar por la lujuria.
- En caso de adulterio, siempre se consideraba culpable a la mujer. El marido podía ordenar su muerte y quedaría impune. Cuando era él el que cometía adulterio, la mujer no podía hacer nada.
- En caso de asistir a un banquete en su propia casa (no siempre podía hacerlo), nunca se reclinaría (los asientos permitían a los comensales tumbarse para comer), sino que debía sentarse.
- Tampoco podía hablar más de la cuenta, de hecho, mucho mejor si no hablaba y dejaba que fuera su marido quien lo hiciera.
- No puede disponer de dinero ni administrar el de su propia casa. Tocar el dinero sin permiso expreso del marido podía ser motivo de divorcio.
- Tiene la obligación de dormir sola, pero debe satisfacer los deseos sexuales de su marido cuando este se lo requiera.
Por último, quería compartir contigo algunas lindeces que dejaron por escrito los considerados más ilustres de la época y a los que se ha venerado como dioses:

Filósofos
SÓFOCLES: “A las mujeres el silencio les añade encanto”.
CATÓN: “A las mujeres no les podemos conceder la igualdad porque cuando la tengan querrán imponerse a nosotros”.
PLATÓN: “Me siento indignado ante la paradoja de que se confíe la formación de los nuevos ciudadanos en seres de educación tan limitada” (haciendo referencia a que las mujeres se hacían cargo de sus hijos hasta la edad suficiente para asistir a una escuela).
ARISTÓTELES: “Aquel que al nacer no se parece a su padre es, en cierta manera, un monstruo. Un buen ejemplo es cuando nace una hembra en vez de un macho”.
SÓCRATES: “Educar es lo mismo que adiestrar (…) si el resultado de la educación no es el esperado, se tiene que reclamar al encargado de la educación: al pastor en el caso de las ovejas, al jinete en el caso de los caballos y al marido en el caso de las mujeres”.
Podría seguir, pero esto sería demasiado largo. Creo que es una buena muestra de cuáles eran las bases del patriarcado sobre el cual se sustenta nuestra sociedad actual (salvando las lógicas distancias).
Lídia Castro Navàs
