El madrugón no me importó en absoluto, de hecho solo tuve que levantarme un poco antes de lo habitual. Hice mis ejercicios y desayuné plácidamente. A continuación desperté a mi prima y empezó una carrera de obstáculos de treinta minutos en que nos chocábamos por el pasillo como si se tratara del metro de Barcelona un lunes en hora punta.
En mi mente bailaban frenéticamente un sinfín de tareas que no podía olvidar: “Hacer la cama, cepillarme los dientes, coger la basura orgánica (estaba llena y no era buena idea dejarla tres días criando nuevos seres), poner todas las plantas en el comedor y dejar una persiana subida para que no muerieran en mi ausencia, revisar el neceser y la maleta antes de poner el candado, comprobar que llevaba la llave del candado… Volver a cercionarme, dos veces más, de que la dichosa minillave del candado seguía en mi monedero…”
Los pensamientos de mi prima no podía leerlos, pero sí podía escucharla farfullando mientras se vestía y arreglaba:
– Me tenías que haber despertado antes, yo necesito más tiempo… ¡Oh, dios! Me he olvidado el cable de la cámara en mi casa ¡No me lo puedo creer! No podré pasar las fotos -dijo de forma atropellada.
– Pues ya lo harás al volver… -dije sin dejar de repasar mi lista mental.
Pasados esos minutos de agobio, el resto fue bien. La llegada a la estación, sin incidentes. Muy grande y muy bonita, sí. ¿Pero no la podían poner un poquito más lejos del centro de la ciudad? Ahora entendía el nombre (“Estació del camp”). ¡Claaaaro, era por su localización. En el campo!
Una vez ya acomodadas en el caro y veloz tren nos dimos cuenta de que, dada la hora, no se nos permitía hablar. “Coche en silencio” se podía leer en cada rincón. Pues vaya, con lo que me gusta a mí hablar… Por suerte, un amable señor repartió auriculares. Pero pasaba de usar el spoty y gastar datos, los necesiraría para buscar ubicaciones con el maps. Así que lo enchufé en el asiento. Habían varios canales musicales de diferentes estilos. Seleccioné uno de bandas sonoras y empezó a sonar la de Eduardo Manostijeras y pensé “Esta me va a gustar…”. Mi prima se decantó por una película que acababan de poner. Era sobre piratas. Pero solo comenzar, empezó a reír (lo del silencio se esfumó con la primera carcajada). Yo creía que se reía porque era cómica, pero resultó que era tan súmamente mala que le entraba la risa tonta.
(Rocky) Me sentí motivada a escribir, así que, sin más me puse a ello.
“Próxima parada: Lleida”
– ¿En serio? Jolin, qué rápido…
(Memórias de África) Seguí escribiendo y mi prima, viendo la película, que dejaba a todos los filmes de serie B con opciones para los Oscar.
(Lo imposible) Empecé a pensar… “Tendré que crear una etiqueta para clasificar los relatos basados en viajes en mi bloc. O, tal vez, debería iniciar una nueva sección. ¿O quizás debería crear otro bloc?”
(Tiburón) ¡Me asaltaron un montón de dudas de repente! Al tiempo, mi prima había dejado la película de lado y obserababa el paisaje por la ventana. Una gran llanura cubierta de niebla que se sucedía a gran velocidad. Muy inspirador, sí.
(Entrevista con el vampiro) “¡Ay, mola!”. Subidón. No pude reprimir la imagen de Axel Rose (de Guns and Roses) con su largo pelo dorado y su pañuelo en la frente.
“Próxima parada: Zaragoza”
– Vaya, lo de la alta velocidad iba en serio…

Foto: @lidiacastro79
(La lista de Schindler) Bajón. Mi inspiración se detuvo en seco… Los cómodos y anchos asientos ya no me parecían ni tan cómodos, ni tan anchos… Como pude, me desentumecí, sin estirarme en exceso. Hay que guardar la compostura en público.
(Parque Jurásico). Ya era una hora decente, así que decidí avisar a los de casa que estábamos bien y en camino. Foto selfie para acompañar un “Buenos días” y unos emoticonos sonrientes lanzando besitos.
(El regreso de la momia) Mi prima había empezado a hacer fotos y vídeos por la ventanilla.
– Quiero aprovechar la alta velocidad para conseguir una ráfaga y hacer un vídeo para el insta -me dijo emocionada.
– ¡Ah guay!… -dije sin más. Cada loco con su tema…
(Gladiator) Definitivamente mi musa me había abandonado. Me limité a escuchar la música y a pensar en… ¿bombones?
(Piratas del caribe) Subidón de nuevo. La temperatura en el exterior iba bajando exponencialmente al aumento de mi emoción.

Foto: @lidiacastro79
“Próxima estación: Guadalajara”
– Guadalajaraaaa, guadalajaraaaa… -caturreé.
(El silencio de los corderos) Mi prima ya había hecho su video y lo había colgado. Muy chulo, sí. Y la canción que lo acompañaba es la que escucho cuando voy andando al trabajo. Me marca el ritmo.
(Para ver el vídeo: https://www.instagram.com/p/BDIGdNbuUF4/)
(Platoon) Llueve y las gotas corren en horizontal por el cristal. Curioso efecto.
“Próxima parada: Madrid Atocha”
– ¡Uy, pues ya estamos!