
Foto: @lidiacastro79
El cielo se presenta claro y despejado. A mano derecha, una farola, de aspecto antiguo, aguarda apagada la llegada de la oscuridad. A la izquierda, un frondoso naranjo, rebosante de frutos, da un toque de color y frescura a la calle. Y justo en medio, se levanta majestuosa la catedral. Con sus macizos muros de piedra caliza recién restaurada, luce lustrosa como nunca. Su estilo ecléctico se encuentra a medio camino entre el románico y el gótico. Robustos contrafuertes y arcos ciegos comparten el espacio con vidrieras coloridas y pináculos estilizados, no sin generar cierta controversia entre los amantes de la arquitectura medieval.
