
Me desperté en el bosque. Mi ropa estaba por completo ajada y me costó un buen rato recuperar la movilidad de mis articulaciones. La humedad de la noche lo estaba cubriendo todo y amenazaba por calar mi cuerpo entumecido, pero al contrario de lo que pudiera parecer, no sentía frío. Intenté ponerme en pie con mucha dificultad pero no fui capaz de alzarme. Mis piernas no respondían como de costumbre, así que después de múltiples intentos fallidos, decidí gatear.
La oscuridad era total en la espesura del bosque, pero a pesar de eso, podía ver bastante bien. Supongo que mi vista se había acostumbrado a la negrura. Pero dudaba hacia dónde dirigirme. Por desgracia, estaba en una zona desconocida del bosque, no sabía cómo había llegado hasta allí, ni cuánto tiempo había transcurrido desde mi último recuerdo:
Era mediodía, mi madre me había mandado a por leña para la lumbre, pero me entretuve recogiendo unas bayas, tan dulces que hubiera sido un pecado dejarlas en la zarza.
¿Me habrían sentado mal las bayas? Mi abuela siempre me advertía de lo peligroso de consumir alimentos desconocidos en el bosque, como setas y otros hongos, pero había comido esas bayas otras veces, estaba seguro de ello, así que descarté esa idea.
Continué gateando sin rumbo. Me dolía la espalda una barbaridad. Intenté guiarme con las estrellas, tal y como mi padre me había enseñado en mi niñez, pero la espesura de los árboles me impedía ver bien el cielo. Necesitaba encontrar un claro para ubicarme y decidir mi dirección. Me costaba mirar hacia arriba, mi cuello me resultaba ajeno. Tenía una sensación cada vez más extraña.
En ese momento, otro recuerdo me golpeó como un mazo en la cabeza. Recordaba haber visto un resplandor a lo lejos, que llegaba hasta mí a ras de suelo. Era una luz brillante y dorada, pero no procedía del sol, que estaba en su cénit a esa hora. Eso me desconcertó a la par que llamó mi atención. Quise averiguar de dónde venía y qué provocaba esa misteriosa luz. Pero a partir de ahí… no recordaba más.
Seguí gateando con temor y me percaté que mi olfato estaba muy sensible, era capaz de percibir cualquier olor que antes ignoraba: la tierra mojada, el rastro que unos ciervos habían dejado a su paso, el plumaje de un búho que dormitaba en su escondite. ¿Cómo era capaz de captar todo eso? Entonces, algo llamó mi atención. Un par de jabalíes, haciendo gala de sus hábitos nocturnos, pastaban con tranquilidad. Otras veces había visto cochinos salvajes y sabía que podían ser peligrosos, pues no dudaban en hacer frente a los humanos e incluso habían matado a los perros de un cazador de mi aldea. Pero en cuanto cruzaron sus miradas con la mía, se fueron despavoridos. Eso sí que fue raro.
Después de un largo trayecto sin rumbo, algo me pareció familiar. Eran las zarzas donde había recogido las bayas. Detrás de unos matorrales cercanos, vislumbré el destello de las antorchas de mi aldea. Me sentí aliviado.
Vi a Samuel, el propietario del molino, haciendo guardia en lo alto de la improvisada almena que habíamos construido desde los últimos acontecimientos. Una bestia salvaje amenazaba a la población. Se decía que era un oso, pero no lo sabíamos con seguridad, pues nadie lo había visto nunca. Solo encontrábamos el rastro de muerte que dejaba a su paso. Había acabado con la vida de algunas ovejas y cabras. Su última víctima, un anciano que se vio sorprendido por la espalda, tal y como atestiguaban las marcas en su espinazo.
La verdad es que había tenido suerte en mi odisea nocturna por el bosque. Seguro que mi madre estaría aterrada con mi desaparición.
Cuando estuve a una distancia cercana a la almena quise avisar a Samuel de mi llegada. Pero de mi boca no salió nada inteligible, solo gruñidos. Unos gruñidos que atrajeron su mirada espantada hacia mí. Al instante, dio la voz de alarma. Empezó a tocar la campana de aviso con una fuerza inusitada.
Todos los vecinos fueron apareciendo armados con hoces, horcas y antorchas. Entre ellos estaba mi padre. Sin mediar palabra, se abalanzaron hacia a mí y me atacaron cruelmente. Sentí tal perplejidad que ni siquiera intenté defenderme.
Justo antes de exhalar mi último aliento de vida, se me reveló, como una epifanía, lo acontecido en el bosque en las horas previas:
Había seguido la extraña luz dorada hasta toparme con una bestia salvaje: mitad oso, mitad humana, que había intentado matarme. Pero en el contacto de nuestros cuerpos, durante el forcejeo, mi alma, que se aferraba a la vida con la fuerza de un huracán, se había intercambiado por el alma de aquel monstruo que consiguió arrebatarme la vida. Recordaba perfectamente haber observado mi cuerpo inerte y mutilado tirado en el suelo. Entonces, impactado por encontrarme atrapado en el cuerpo de un ser monstruoso, me desvanecí.
Supongo que mi mente había olvidado esa parte del suceso, en un intento de protegerme, pero no pudo evitar mi aciago final.
Un relato atrapante! Me encantó!
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Muchas gracias, Claudia! Me alegra que te haya atrapado. Abrazo grande 😊
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Sí cuando un relato te engancha en las dos primeras líneas, no hay vuelta atrás. (bueno, eso me pasa a mí) Algo parecido me pasa con una película, del género que sea… esos tres o cuatro minutos iniciales son fundamentales…
Abrazos! 🙂
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Sí, a lo que te refieres. Eso también me ocurre a mí! 😀 Agradezco mucho tus palabras, Claudia! Un abrazo! 😊
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¡Pobre chaval! Es un relato intrigante, algo triste, la fotografía es hermosa.
Besos de luz primor.
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Muchas gracias por esa definición de mi relato. Un placer que te haya intrigado. Un abrazo de luz, María! 😘 🌟
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Wow! La història és espectacular i tètrica. He tingut un dejà vi; m’ha donat la impressió d’haver-la llegit abans, però trobo que és impossible.
Si em permets un petit detall, però, en el paràgraf on fica «pero la espesura de los árboles me impedían ver bien el cielo.», trobo que el verbo hauría d’anar en singular, ja que el subjecte, «la espesura de los árboles», també ho està.
Una forta abraçada, Lidia!
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Gràcies, Javi! 😀 Feliç de que t’agradi i el déjà vu, doncs no és possible… jeje 😅
Tens tota la raó amb el que m’indiques, és una errada de concordança. Ho canvio, ja! Mil Gràcies! Bona nit!😊🌟
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Ya pensaba que también era un zombi jaja. En serio, me ha gustado mucho. Muy buenas descripciones y la historia te atrapa, lo he leído casi sin respirar. Un abrazo.
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Muchas gracias, Luna! 😀 Jajaja 😂 Bien podía haber sido un zombie 😉 Me alegra que te haya gustado, en serio!! 😀 Un besazo, guapa! 😘
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Si querías transmitir angustia, en mi caso lo has conseguido. Según tú ibas relatando yo iba siendo cada vez más desasosiego con la transformación del muchacho.
Buen resultado, Lidia.
Un beso.
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Muchas gracias, Lola! 😊 Me alegra que te haya causado intriga, porque sí, ese era mi objetivo al escribirlo! Mil graciad, compañera! Un besazo 😘
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Me ha encantado!, enhorabuena Lidia.
Un abrazo.
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Michas gracias, Anita! Contenta de que te haya encantado 😀😀 Un abrazo de vuelta y feliz noche! 🌟
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Madre mía, Lidia, qué angustia según lo iba leyendo… Al final, pobre muchacho. Besazos.
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Muchas gracias, Ana! Aprecio tus palabras y me alegra que te haya causado angustia (bueno, ya me entiendes 😅). Gracias de nuevo! Un besazo y felices sueños 😘🌟
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Menos mal que te entiendo que si no… 😣😣 Un besazo enorme
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Acabas de resolver el enigma del Vakner, un ser terrible que pulula por las selvas de la costa atacando al ganado desde hace siglos. Me ha gustado mucho Lidia. Un abrazo.
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Muchas gracias, Carlos! Me alegra mucho que te haya gustado! Merecía ganar, verdad?! Pero es que el señor feudal es muy señor feudal! Jajaja 😂 Menos mal que aquí no nos oye el Lord 😅 Un besazo, Carlos y buenas noches! 😘 🌟
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Creo que la ausencia de armas blancas y cuchilladas traperas, de principio a fin, no le convencio de la originalidad del relato. A mi si. Feliz viernes..
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Si es que soy demasiado blanda… 😅
Feliz viernes, Carlos 😘
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Sip. En el próximo apuñala a un autor de novelas de caballerías llamado Lord Mi y verás que éxito. Un beso.
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😂😂😂
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Guau ! No se que decirte, ese intercambio cuerpo-alma del final me ha dejado traspiés todo, muy buen giro, felicidades, un abrazo !
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Vaya, ese «guau» me ha encantado 😀 Esa es la reacción que quería jeje 😅 Muchas gracias, Francisco! Me alegro de que te haya gustado 😁 Buenas noches 🌟🌟
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😴😴
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Quería decir traspuesto, que el corrector…..
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No te preocupes, un traspiés lo tiene cualquiera! Jajaja 😉
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Te ha quedado redondo, jejeje 😉
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Me ha encantado.Te ves en el bosque…Un beso
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Muchas gracias, Rubia! Me alegra que te hayas transportado al bosque al leerlo, era mi objetivo 😀😀 Gracias por pasarte, feliz noche. Un beso 😘
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Me dejas perplejo con tanta ansiedad. Eres maravillosa recreando los sentimientos para que podamos meternos de lleno en el relato. De principio a fin, no se puede perder detalles. Ahora vamos a intentar dormir. Un abrazo Lidia .
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Muchas gracias, Mac! Me alegra que te hayas metido en la historia, esa es una buena señal! Agradezco tus palabras y espero que concilies el sueño sin dificultad. Un abrazo! 😄😊
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Después de que los jabalíes salieran pitando imagine que de había transformado en hombre lobo. Jeje! Esta vez casi que no me equivoqué. 😉
Buen relato Lidia.
Saluditos y buen finde.
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Me alegra que te haya gustado!! 😀 Y sí, casi aciertas!! 😉 Muchas gracias, Little! Un abrazo y feliz fin de semana! 😊
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Como ya dije, un gran texto inserto en mi propia novela, Lídia. El proceso de conversión, horrible e inesperado para quien lo está sufriendo, es gradual y contado con la suficiente tensión narrativa como para sorprender a quien lee el texto (a mí no, porque, bueno… ya imaginé que… en fin… que soy un listorro 😀 😀 :D)
PS: Por cierto, lo del widget del Círculo de Fantasía: ¿No tienes pensado enlazarlo a la web? Luego me pongo yo en mi blog, a ver qué pasa 🙂
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Gracias, listorro! 😉 Por aquí, alguien me dijo que tenía que haber añadido más sangre y saña 😜
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Bueno, ya sabes que yo no me opongo a espadazos que trazan arcos brillantes conforme sueltan gotas escarlata tras haberse hundido en el pecho del oponente… 😀
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Ya! Me tuve que haber alargado en la parte del ‘asesinato’ con detalles escabrosos, pero quise destacar el punto de vista de la bestia y de sus sentimientos al sentirse atrapado en un cuerpo mosntruoso…
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Me ha gustado mucho, por algo me había recordado a la Sombra Dorada… luego lo entendí, al final.
Es un placer leer tus relatos, Lidia, lo paso genial, aunque me ha dado mucha pena el pobre muchacho.
Un abrazo.
(Mañana sigo la visita a tu blog, es hora de dormir, buenas noches, guapa)
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Tus visitas me alegran 😄😄 Vuelve cuando quieras! Un beso de viernes!! 😘😘😘😘
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Wow, me has atrapado desde el principio, tratando de adivinar qué le ocurría al personaje. Muy bueno! Me impactó las imágenes que sobre salen de la lectura.
Felicidades.
Un saludo, Pepe
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Muchísimas gracias, Pepe. Celebro que te haya gustado el relato. Un abrazo 🙂
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