
Cumplir años perdió importancia en el momento que supo que su alma era inmortal, pero llegado el día, le gustaba interrumpir sus ejercicios para invocar una llama y pedir un deseo de armonía al universo. Sonreía con ingenuidad infantil al descubrirse feliz justo antes de soplar con ganas esa vela improvisada.
Otra de mis tríadas: Ilustración + microrrelato + música. Recomiendo disfrutar todo a la vez. Espero que te guste.
Lídia Castro Navàs