
−¿Qué están haciendo?
−Rastrean el terreno.
−¿Qué es lo que buscan?
−El cuerpo. Las pistas los han traído hasta la bahía.
−¡Pero aquí no van a encontrar nada!
−Ya, pero ellos no lo saben.
−¿Y si se lo digo? Yo sé donde está.
−¡No puedes hacer eso!
−¿Por qué?
−Porque ya no eres una de ellos. Además, tendrías que buscar a un intermediario para no asustarlos.
−¡Con lo fácil que sería decirles dónde está mi cadáver y tengo que estar de brazos cruzados viendo cómo pierden el tiempo!
−Ahora tienes otras preocupaciones y el tiempo ya no es una de ellas.
Lídia Castro Navàs