A mi Divinidad 

Dulce luz dorada la que desprende tu mirada.

Ilumina mi camino por senderos no siempre afables,

y me guía en el trayecto de la vida apresurada,

hasta alcanzar mis aprendizajes, nada fáciles.


Gracias a mi Divinidad,

por sus duras enseñanzas 

que me brindan la posibilidad,

de evolucionar en mis andanzas.


Lídia.