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Me encontraba en el Puerto de las Lamentaciones, en la Luna, librando una batalla encarnizada, cuando algo brillante apareció en el suelo a tres metros de mí. ¡Era un engrama amarillo! Su destello me atrajo como si fuera el mismísimo sol, desatendiendo a mi deber, lo cogí y me dirigí a la Torre para saber de inmediato qué contenía. Los enemigos, desgraciadamente, seguirían invocando pesadillas en los Altares del Dolor durante mi ausencia; así que volvería más tarde para ayudar al resto de guardianes que estaban haciéndoles frente.
***
—Hola, titana. ¿Qué me traes?
—Es un engrama exótico, Rahool. ¡Dame algo bueno! —le dije cruzando los dedos.
—Veamos: ¡La máscara de un ojo! Eres una guardiana con suerte.
—Genial… —respondí con desgana al ver lo fea que era.
—¿Qué pasa? ¿Es que no conoces el poder de este casco?
—Lo cierto es que no…
—Pues deberías, guardiana. Esconde la historia de un titán. Te aconsejo investigar sobre él.
—Por el aspecto de la máscara me temo que su historia no me va a gustar, ¿verdad?
—Yo no soy el más indicado; te recomiendo que hables con Zavala, él te podrá explicar mejor quién fue el titán de un solo ojo.
Llevada por la curiosidad que despertó en mí el criptarca, me fui al mirador, hasta encontrarme con Zavala, el responsable de mi facción.
—Todavía no has completado los contratos de esta semana, guardiana —me recriminó.
—Lo sé, comandante, acabo de reincorporarme después de una caída que me dejó mellada.
—¡Eso no es excusa para un titán!
Me sentí como una traidora, pero no quise seguir su juego.
—La verdad es que venía para hablar acerca del titán de un solo ojo.
—Interesante… Todo el mundo conoce a San-14, pero la mayoría no sabe de la existencia de este titán que me comentas.
—¿Lo conociste? —pregunté interesada.
—Sí, lo recuerdo bien… —Apoyó las manos en la barandilla y llevó su mirada nostálgica hacia la Ciudad—. Era el titán más reservado y solitario que ha habido en nuestra facción. Nunca participaba en las Incursiones ni en los Ocasos… Su escuadra estaba formada solo por dos: su espectro y él. Interactuar con otros guardianes le suponía más desafío que enfrentarse a mil caídos. De ahí que su nombre no trascendiera a su leyenda…
—¿Y el ojo… lo perdió en batalla? —le insté a continuar.
—Sí, pero para llegar a ese momento debemos remontarnos al final de la Guerra de los Poseídos. Él, igual que muchos otros guardianes, llegó a la Zona Muerta Europea en busca de un lugar tranquilo para descansar, después de la lucha incesante. Pero en vez de eso, se topó con la repentina desconexión de la Luz. Las comunicaciones estaban bloqueadas en todo el planeta y eso lo aisló todavía más. Decidió ir hacia al oeste, a la antigua zona de aterrizaje, para volver a la Ciudad, pero allí se topó con los cabal, a los que después conoceríamos como la Legión Roja. La presencia enemiga lo obligó a desviarse hacia la Bahía del Viento, donde se metió en un escondite provisional para evaluar sus posibilidades de salir airoso de la situación. Fue al cobijo de la noche cuando dieron con él y, sabiendo que no tenía Luz, quisieron ver de qué estaba hecho realmente. Les plantó cara, pero lo superaban en número y le dieron una paliza que casi lo mata. Pero lo peor estaba por venir. Uno de esos centuriones mercenarios decidió que le sobraba un ojo al titán; se lo arrancó y lo reventó allí mismo. El cabal le preguntó qué haría entonces sin su ojo; él respondió que tenía otro y lo acompañó de una sonora carcajada desafiando así al centurión. Este, hinchado de rabia, le arrebató el espectro y lo destrozó entre sus apestosas garras. Eso lo hirió más que perder un ojo; era su única compañía, su familia… Antes de que saliera el sol, el titán fue arrojado por un barranco.
Una daga invisible se me clavó en el estómago en el momento en que el comandante cesó su relato. Un silencio denso nos rodeó. Era una historia tan trágica que costaba de digerir. Sin esperarlo, Zavala, volvió a hablar.
—Murió con sed de venganza y esta máscara —dijo señalando el casco que llevaba en las manos— es su legado. Ella te señalará la situación de los enemigos que se atrevan a atacarte, aumentará el daño que les infrinjas y acelerará tu curación. ¡Úsala bien! Por el titán de un solo ojo, por su espectro, por su historia… ¡por la Luz!
Pedro, un buen amigo virtual, se ha comprado un calendario del 2020 de Destiny (el videojuego al que dedicamos parte de nuestro tiempo) y me ha retado a escribir un relato inspirándome en cada personaje que aparece en dicho calendario. El mes de marzo viene presidido por un titán que lleva la «máscara de un solo ojo» y esta es la foto que Pedro me mandó el día 1:
Como ya te he dicho, reto conseguido.
Es un gusto poder disfrutar de tus letras 🙂
Besos.
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Muchas gracias, Maga ☺️ El gusto es mío por tenerte entre mis lectoras 💜 Besos de vuelta
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