Momentos vividos

Sello de Navegante. Destiny 2

Llega el fin de otra temporada y toca hacer balance de lo vivido desde hace cinco años en esta inhóspita galaxia. En mi memoria se arremolinan momentos imborrables de mis particulares aventuras. 

“Los inicios siempre son duros”, dicen por ahí. Y es un tópico que suele cumplirse. Además, empecé en solitario y no puedo negar que fue difícil: moverse por la órbita, conocer a los enemigos, sus puntos débiles y, a través de ellos, conocer los míos. Pero pronto me sentí arropada por un clan en el que pude aprender mucho de mis compañeros de escuadra: el uso de armas que me resistía a usar por falta de habilidad, el miedo ante algunos combatientes que me atemorizaban o la realización de mi primera incursión… Aunque no estuve mucho tiempo en compañía y volví a mis andanzas en solitario.

A partir de ahí, vinieron algunos logros. Aún recuerdo cuando gané mi primer sello como guardiana de la Luz. Era el que me otorgaba la distinción de “Navegante” por mis triunfos en la lucha contra la oscuridad en los diferentes planetas de la órbita. Fue la palmada en la espalda que en esos duros momentos necesitaba y me ayudó a seguir adelante con una labor tan poco agradecida. 

Después de un tiempo sin pisar las arenas de una raid, recibí una invitación inesperada para colaborar en una escuadra de féminas y que se convertiría en mi siguiente casa. Volver a luchar junto a otras guardianas con los mismos objetivos me hizo recordar que la lucha tenía un sentido. Pronto seríamos un clan más grande y mixto, pues unimos nuestras fuerzas a otro grupo de guardianes. Y más tarde, otros se agregaron procedentes del Norte de la órbita. 

De esa etapa recuerdo tener que sortear el espacio en las escuadras, que se llenaban con facilidad. Las actividades eran variadas: crisol, estandarte, gambito… en menores ocasiones conseguimos realizar algunas incursiones con éxito, pero lo que más presente está en mi memoria son las risas compartidas, los apodos graciosos, los chistes en plena lucha que acababan con toda la tensión del momento y ante los que no podías más que rendirte a las carcajadas.

También hubo cabreos, frustraciones ante los fracasos y abandonos que nos llevaron a empezar de cero desde un nuevo hogar. A partir de entonces la Luz de Jade nos acompañaría e iluminaría nuestro camino, junto con las risas, que se han quedado para no irse. Tal vez podamos contar con los dedos de una sola mano nuestros triunfos, pero disfrutamos cada uno de ellos como si valieran todo el lumen de la órbita. 

Así que, compañeros del Norte y del Sur del Norte, levantad el cáliz de éter oscuro y brindemos juntos: ¡Por otra temporada llena de risas!

(Y que no nos falten los dulces horneados de Eva…). 


Pedro, un buen amigo virtual, se ha comprado un calendario del 2020 de Destiny (el videojuego al que dedicamos parte de nuestro tiempo) y me ha retado a escribir un relato inspirándome en cada personaje que aparece en dicho calendario. El mes de diciembre se ven tres guardianes con las armaduras de gala en los momentos de triunfo y esta es la foto que Pedro me mandó:

Lídia Castro Navàs

Historia de amor en la ZME

Devrim, Destiny 2. Imagen sacada de la red.

Como todo el mundo sabe, aunque se esté librando la más encarnizada de las batallas contra la Oscuridad, la vida sigue: hay muertes, pero también hay nacimientos; hay parejas que se rompen y otras entre las que saltan chispas —en el buen sentido—. 

Hoy te quiero contar una historia de amor que nació en plena Zona Muerta Europea, cuando ese territorio aún existía: Devrim era un gentleman de origen inglés, el mejor francotirador que había defendido la ciudad desde la Edad de Oro. 

Aunque, de entrada, podía parecer un poco distante y malhumorado, resultado de los largos años que había pasado en la soledad de las maniobras militares, en realidad era un perfecto caballero de corazón ardiente. 

Por otro lado, estaba Allie, una hechicera de raza insomne, recién salida de la academia y que acudió a la llamada de Devrim en una de sus primeras misiones. Cuando Allie escuchó la voz de Dev —como le llamaban en confianza— por el intercomunicador, su piel se erizó. Pero la reacción fue todavía más fuerte cuando lo vio en persona. El lugar no podía ser más idílico… encaramado al campanario de esa iglesia en ruinas de Trostlandia.

Allie llegó a la zona y, siguiendo las coordenadas que él mismo le había facilitado, accedió a lo alto de esa torre; allí estaba él: uniforme militar a la antigua usanza, barba de unas semanas, aunque bien recortada y estampada de canas que resultaban muy sexis; fusil en mano, dispuesto por uno de los huecos de las ventanas atrincheradas y con su mirada penetrante puesta en el objetivo. 

Allie llevaba su túnica más nueva, que ofrecía ventajas en el combate, no solo para ella, sino también para los integrantes de su escuadra. Además, iba armada con esa espada que había conseguido recientemente en Marte, y que colgada en su espalda la hacía sentir más segura y más fuerte. 

Cuando sus miradas se cruzaron saltaron chispas. Ella tartamudeó y él sonrió de medio lado. Estaba claro que la conexión había sido instantánea, pero… ¡Sí, hay un pero! Allie no conocía un detalle importante: y es que Devrim bebía los vientos por Mark, su pareja desde hacía años; era abiertamente gay. 

La desilusión que se llevó la chica la usó en el combate, donde demostró ser una de las mejores hechiceras de su promoción, y todo gracias a esa rabia que le nacía del pecho henchido de decepción. 


Pedro, un buen amigo virtual, se ha comprado un calendario del 2020 de Destiny (el videojuego al que dedicamos parte de nuestro tiempo) y me ha retado a escribir un relato inspirándome en cada personaje que aparece en dicho calendario. El mes de noviembre trae una imagen de esta hechicera en la ZME y esta es la foto que Pedro me mandó:

Lídia Castro Navàs

El circo de la bruma con voz

Javier Matesanz es el creador del podcast «Relatos de misterio y suspense» y ha puesto voz a mi relato: «El circo de la bruma».

Este relato lo escribí para el desafío literario del blog de Jessica Galera Andreu con motivo de Halloween y para ilustrarlo creé esta cubierta:

Gracias a la ambientación y la voz de Javier, el relato ha adquirido vida propia, ¿quieres escucharlo? Haz clic en la imagen siguiente:

Lídia Castro Navàs

Exploración

Universo Destiny

—Aquí la guardiana D-79 en escuadra individual llamando a la Torre —transmitió el espectro—. Necesito permiso del comandante Zavala para explorar el planeta. 

—¿Qué planeta? —preguntó la voz desconcertada del comandante—. Guardiana D-79, las coordenadas que envías no reflejan ningún planeta ni sistema planetario en nuestras cartas de navegación. ¿Dónde narices estás?

—Es que mi nave fue atraída por el campo gravitatorio de un agujero negro y lo traspasé. Al volver, me he topado con este planeta… 

—Bien —respondió Zavala meditativo—. Manda unas capturas antes de traspasar la órbita de ese lugar y que tu espectro tome unas muestras de su atmósfera para que puedas adaptar tu equipo de protección. 

—De acuerdo. ¡Hecho! 

Al bajar de la nave, acompañada únicamente de mi espectro y de mi fusil automático de vacío, me dispuse a explorar el terreno circundante. 

Era un planeta con mucha vegetación, extremada humedad ambiental y muchas ruinas. Me recordaba al antiguo planeta Venus, que antaño fue invadido por caídos y vex. 

Había humedales y pequeños lagos por doquier, de ahí que la vegetación fuera tan exuberante. 

Me hice paso a través de unos escombros, sorteando la maleza con mis propias manos. Entré en lo que parecía un edificio abandonado; un antiguo laboratorio… 

—¡Alerta, guardiana! —me advirtió mi espectro—. Mis escáneres me muestran vida. Aunque… 

—Aunque, ¿qué? 

—Diría que por las lecturas, son repudiados. 

—¿Repudiados? Vayamos a comprobarlo. 

Seguí andando por un pasillo largo y metálico. A lo largo de ese corredor se abrían pequeñas estancias a lado y lado. En las primeras que vi había vasos y tubos de ensayo con diferentes fluidos. En las de más adelante, había un montón de tarros con lo que parecían embriones de alguna clase de animal desconocido. Y, finalmente, vi grandes depósitos de cristal con seres ya crecidos.

Me vino a la cabeza una de mis lecturas preferidas. Solía leer viejos libros, de antes de la llegada del Viajero, que habían sido recuperados y convertidos en archivos digitales. La isla del doctor Moreau de H.G. Wells. Donde un científico viviseccionaba humanos y los mezclaba con animales para crear nuevas especies. Era grotesco. 

Eso mismo es lo que me transmitía el laboratorio en el que estaba: algún repudiado estaba creando engendros para combatir. En los tanques, donde había seres ya adultos, pude reconocer a uno de ellos: de cuatro patas y con un caparazón, a modo de tortuga, que explosionaba al acercarse al enemigo. Era un servidor de Fikrul; daba su vida, cual kamikaze, en nombre de la Oscuridad. 

—¡Guardiana, D-79! —Escuché a Zavala gritar. 

—Aquí, mi comandante —le susurré—. Estoy tomando imágenes de todo, creo que se trata de un laboratorio…

—¡Abandona la misión! No atravesaste un agujero negro, sino un portal interdimensional de los repudiados. 

—Sí, lo sé. Estoy viendo sus experimentos…

—¡Aborta, repito! Esta misión tiene que ser planificada y llevada a cabo por una escuadra mayor. ¡Es una orden!

—Está bien —dije a regañadientes. 

Desandamos el camino recorrido hasta la nave y volvimos a atravesar el portal, no antes de darme cuenta que unas naves enemigas intentaban darme alcance. Estaba claro que mi visita no había pasado desapercibida.

 


Pedro, un buen amigo virtual, se ha comprado un calendario del 2020 de Destiny (el videojuego al que dedicamos parte de nuestro tiempo) y me ha retado a escribir un relato inspirándome en cada personaje que aparece en dicho calendario. El mes de octubre trae una imagen de este engendro repudiado y esta es la foto que Pedro me mandó el día 1:

Lídia Castro Navàs

El último Dredgen

El Nómada. Imagen sacada de la red

Un sábado normal en la Torre de la última ciudad de la Tierra, dos guardianes se encuentran en cola esperando para entrar en una competición de Osiris. Es fin de semana, eso significa que miles de guardianes compiten por el honor y la gloria de sus facciones, con lo que hay mucho tiempo de espera y por eso se ponen a charlar. 

—¿No te parece extraño que el Nómada esté en la Torre?

—No, ¿por qué?

—Pues porque dicen que es el último Dredgen. 

—¿Qué es un Dredgen?

—¿En serio no sabes qué es un Dredgen? ¿Qué clase de guardián eres tú?

—Uno al que solo le importan las victorias en el Crisol; no presto atención a los chismorreos.

—Pero la historia de los Dredgen no son chismorreos. Escucha, se dice que eran guardianes, como tú y como yo, que luchaban contra la Oscuridad con la Luz del viajero, pero no solo con la Luz…

—¿Qué más usaban?

—También sabían usar la Oscuridad.

—¡¿Qué dices?! Quien juega con la Oscuridad se corrompe. Han habido muchos casos y esos sí que los conozco. 

—Pues los Dredgen eran capaces de usar la Oscuridad para luchar contra ella misma sin corromperse. 

—No me lo creo. ¿Y dices que el Nómada hace eso?

—Sí, de hecho él aprendió a escuchar los susurros de la Oscuridad. Pero hay más…

—¿Más?

 —Lo más extraño es que un chico llamado Shin Malphur persiguió a todos los Dredgen y fue matándolos uno a uno. Como venganza por la destrucción de su aldea a manos de uno de ellos. 

—¿Y qué hay de extraño en eso?

—Espera, déjame contarte otra cosa antes. Resulta que los últimos Dredgen, encabezados por el Nómada, querían evolucionar y conseguir algo más poderoso que la Luz y fueron a explorar más allá del Sistema, pero empezaron a tener desavenencias y malos rollos entre ellos. Acabaron todos muertos. Menos el Nómada, claro… 

—¿Me estás diciendo que el Nómada acabó con ellos? 

—Eso no es lo importante. ¿No te parece extraño que esté aquí tan tranquilo, cuando Shin Malphur anda buscándolo para matarlo?

—Siendo el último Dredgen debería estar oculto. Tienes razón.

—A eso voy… Tengo una teoría.

—Y me la vas a contar, ¿verdad?

—¡Pues claro! Tú presta atención: creo que el Nómada no es el último Dredgen. 

—¿Ah, no? ¿Y quién es entonces el tipejo ese del Gambito?

—Pues creo que es Shin Malphur haciéndose pasar por el último Dredgen. 

—Vaya… 

Les tocó el turno para entrar en la competición y ahí quedó su conversación. Hasta la próxima cola…


Pedro, un buen amigo virtual, se ha comprado un calendario del 2020 de Destiny (el videojuego al que dedicamos parte de nuestro tiempo) y me ha retado a escribir un relato inspirándome en cada personaje que aparece en dicho calendario. El mes de septiembre trae una imagen del Nómada y esta es la foto que Pedro me mandó el día 1:

Lídia Castro Navàs

La verdad de Fikrul

Fikrul, el Fanático. Imagen sacada de la red

Fikrul me hizo llamar y, de repente, me sentí muy inquieto, pues una nueva guerra se estaba fraguando. 

—¿Me hiciste llamar, señor? 

—Sí, reúne a tu ejército de devastadores y manteneos alerta; en cualquier momento puedo requerir vuestras lámparas de fuego. 

—No es ningún problema, las tenemos engrasadas y listas para hacerlas girar.

—Bien, bien. Me alegra oír eso. 

—¿Contra qué nos enfrentaremos esta vez?

—La Araña; ese insecto inmundo se ha vendido, aliándose con los guardianes.

—Están rabiosos por la muerte de ese vergonzoso cazador.

—Sí, fue una jugada maestra por parte de Uldren matarlo con su propia arma. 

—Pero me atrevo a preguntar… ¿por qué tiene tanto interés en esta costa?

—Esta tierra solo es nuestro puente hasta la ciudad onírica, donde se esconden el resto de esos insomnes a los que el propio Uldren ha traicionado. Ese es mi objetivo real.

Interrumpió en la sala el jefe de los merodeadores. 

—¿Y esos modales? ¿Es que los demonios como tú no saben llamar?

—Lo siento —dijo sosteniendo en alto su pequeño escudo circular—. Es importante.

—¿De qué se trata?

—Es Kaniks… ha muerto a manos de los guardianes. 

—¡Maldición!

—Petra Venj y la Araña les están ayudando. 

—Lo sé. Hay que pararles los pies. 

—Se han propuesto acabar con todos los barones repudiados, mi señor. Se dice que ahora intentan ir a por Pirrha —dijo justo antes de desaparecer por la puerta y dejando a Fikrul pensativo.

—¿Es seguro confiar en Uldren? —intervine yo—. No podemos olvidar que es un insomne, como Petra. De hecho, ella es la más fiel sirviente de la reina y hermana de Uldren. 

—Uldren ya no es un insomne y, además, me salvó la vida.

—No lo sabía…

—Pues creo que es momento de que sepas cómo nací dos veces gracias a él. 

“En algún momento después de la Guerra de los Poseídos, el príncipe Uldren fue corrompido por la Oscuridad y empezó a trabajar para la Casa de los Reyes. Yo había huído del presidio de los ancianos y estaba muy malherido. Él me descubrió cuando apenas me quedaba un hilo de vida; estaba ya a las puertas de la muerte y quiso ayudarme. Usó a Riven, la ahamkara cumpledeseos, no solo para salvarme, sino que al hacerlo, transfirió parte de su Oscuridad a mi Éter Oscuro, convirtiéndome en el primero de los repudiados”.

—Y, ahora que ya sabes la verdad, no vuelvas a desconfiar de Uldren en mi presencia, escoria maldita. 

Salí de allí como una exhalación y sin mirar atrás. Aún me pregunto cómo me atreví a plantearle eso al Fanático, al barón de los barones, al ser más Oscuro de todos los que ha albergado la Oscuridad…

Antes de llegar a la puerta, sentí en mi espalda el dulce y cálido reguero de la muerte; su cuchillo me había alcanzado. 


Pedro, un buen amigo virtual, se ha comprado un calendario del 2020 de Destiny (el videojuego al que dedicamos parte de nuestro tiempo) y me ha retado a escribir un relato inspirándome en cada personaje que aparece en dicho calendario. El mes de agosto trae una imagen de un devastador repudiado y esta es la foto que Pedro me mandó el día 1:

Lídia Castro Navàs

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Plano ascendente

Plano ascendente. Imagen sacada de la red

Las construcciones de la ciudad Onírica eran de ensueño. Siempre me llamó la atención la capacidad de los insomnes para saberse adaptar al entorno. Sus creaciones se mimetizaban con la naturaleza gracias a sus formas intrincadas y sinuosas, sus colores luminosos y su estética delicada. Todo ello rodeado de esos jardines diseñados artesanalmente, prestando mucha atención a los detalles sin desfigurar la esencia natural del espacio. Una ciudad entera construida de forma armónica y que lucía con belleza innata e imperturbable. 

O, al menos, esa era la impresión que me daba al principio, cuando la visitaba en busca de recursos. Rápido descubriría que esa ciudad escondía mucho más de lo que nos mostraba a simple vista.

Con la llegada de los poseídos se abrió un nuevo plano de la existencia; el llamado plano ascendente: misma realidad, pero infectada por la maldición que atenazaba a los poseídos. Ese fluido negro y viscoso lo recubría todo, oscureciendo la luz natural y desfigurando por completo el esplendor de los insomnes. Los enemigos invocaron ese plano paralelo donde poder esconderse, pero pronto dimos con sus portales y la forma de atravesarlos: usando la “Tintura del florete de la reina”, la esencia ascendida.

Aún recuerdo la primera vez que tuve que tomar una de esas pócimas: bastó una gota para que su sabor intenso y amargo inundara toda mi boca, hasta quitarme la capacidad de degustar otros sabores durante un largo tiempo; además, provocó una terrible quemazón en toda mi garganta, que tardaría otros tantos días en apagarse. Al cabo de unos instantes, nuestros cuerpos quedaban casi traslúcidos, emitiendo una luz grisácea. Aparecía a nuestro alrededor un aura de reluciente plata. Eso significaba que estábamos infectados, aunque su efecto duraba menos de una hora. Lo peor eran los primeros minutos, pues la sensación de ingravidez sumada a un mareo ligero y la impresión de que ibas a vomitar de un momento a otro, lo hacían sumamente desagradable. 

Pero tomar la esencia ascendida era un mal menor, pues nos permitía ver los portales poseídos que nos llevarían al plano ascendente, donde se escondía la élite de esa estirpe a la que debíamos derrotar. Y eso no era fácil, pues lo hacíamos en su terreno, en total oscuridad; una oscuridad que nos engullía una vez habíamos traspasado los portales negros. Allí todo se desfiguraba de forma grotesca: edificios oscuros, teñidos por las viscosas manchas de la maldición poseída y plagas de enemigos esparcidas aquí y allá. 

Muchas veces el terreno era ilusorio y al primer paso caíamos en un tenebroso vacío. Era preciso mirar dónde poníamos los pies; en la mayoría de ocasiones debíamos ir saltando sobre piedras que iban apareciendo a medida que nos acercábamos y volvían a desaparecer al poco. A veces esas mismas piedras eran móviles: giraban sobre sí mismas o cambiaban su rumbo, con lo que dificultaban aún más nuestro avance. En otros momentos surgían unas rocas que circulaban a gran velocidad por el espacio abierto y que podían golpearnos y hacernos perder el equilibrio. Incluso existían unas trampas en las paredes, que quedaban ocultas y se invocaban de repente. Eran una especie de soplidos poseídos que nos impulsaban al vacío. Muchos guardianes perdieron sus vidas en ese plano… 

Lo único positivo de todo era que los poseídos se creían a salvo en su escondite, rodeados de trampas y fuera del alcance de nuestras armas e intelectos. Cogerlos por sorpresa nos permitió tener ventaja y así fue como pudimos ir derrotándolos poco a poco, semana tras semana, a medida que se iban descubriendo nuevos portales y nuevas trampas que sortear. Sabíamos que cuánto más difícil era el plano, mayor sería el enemigo que escondía y mayor también nuestra gloria.


Pedro, un buen amigo virtual, se ha comprado un calendario del 2020 de Destiny (el videojuego al que dedicamos parte de nuestro tiempo) y me ha retado a escribir un relato inspirándome en cada personaje que aparece en dicho calendario. El mes de julio trae una imagen de la ciudad Onírica, donde se localizan todos los planos ascendientes y esta es la foto que Pedro me mandó el día 1:

Lídia Castro Navàs

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El jardín de la Salvación

Jardín de la Salvación. Imagen sacada de la red

Es curioso cómo el nombre que se le da a este jardín es tan paradójico… Hoy te vengo a contar la historia de un compañero; él era un cazador alegre que luchaba contra la oscuridad con muchas ganas, hasta el día que atravesamos ese portal vex que nos llevó al Jardín de la Salvación. 

Nos avisaron por nuestros espectros de que una horda de vex había aparecido en la Luna. Montamos rápidamente una escuadra de seis y en seguida pusimos nuestra nave rumbo hasta allí: a dos millas al este del puerto de las lamentaciones. El rastro nos llevó a una cueva oscura a la que se accedía a través de una grieta estrecha en la propia piedra. La cavidad se ampliaba al llegar a su epicentro, donde una gran puerta vex aguardaba brillando en la oscuridad casi absoluta. 

No nos lo pensamos ni un momento, la atravesamos para ser teletransportados hasta otra realidad que no esperábamos: un exultante jardín nos dio la bienvenida al otro lado. Lucían miles de plantas, algunas totalmente desconocidas, de tamaños imposibles y colores muy vivos. Un gran llanura verde con algunas esculturas de piedra salpicadas aquí y allá. Un precioso jardín… que se convertiría en el escenario de una batalla encarnizada. 

El paisaje nos abstrajo de nuestro verdadero objetivo, que era dar caza a los vex que habían instalado en la Luna esa puerta interdimensional. Pero la belleza de esa naturaleza irreal nos despistó y el ataque fue por sorpresa. 

Tuvimos que usar todos nuestros recursos para poder sortear a esos robots endemoniados y correr hasta un precipicio por donde caía lo que parecía agua, pero en realidad era fluido vex y era peor que el propio ácido sobre nuestras corazas. Teníamos que saltar para llegar hasta unas plataformas más allá. Lo hicimos todos a la vez y al llegar invoqué una barrera protectora momentánea para poder planear el siguiente paso. Fue entonces cuando nos dimos cuenta… El cazador no había conseguido saltar, había sido capturado por los vex e iban a matarlo. 

Otro compañero, un titán llamado Roy, disparó unas granadas eléctricas creando un triángulo mortal para esos robots que acabaron electrocutados, no antes de agredir a mi compañero cazador, que perdió ambas manos a causa del impacto del láser de una arpía. 

Han pasado años de esa hazaña y, desde entonces, le llamamos con cariño: Over, el manco. 


Pedro, un buen amigo virtual, se ha comprado un calendario del 2020 de Destiny (el videojuego al que dedicamos parte de nuestro tiempo) y me ha retado a escribir un relato inspirándome en cada personaje que aparece en dicho calendario. El mes de junio trae una imagen de un cazador y esta es la foto que Pedro me mandó el día 1:

Lídia Castro Navàs

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Acceso a los archivos

nokris

Nokris. Imagen sacada de la red

Había conseguido un pase al despacho de Zavala y eso significaba acceso a los archivos del Orador, que se encontraban allí desde su desaparición. 

Estaba deseando consultarlos, pues tenía que presentar un informe sobre Oryx a mi clan y me asaltaban todo tipo dudas: ¿por qué la colmena abandonó Fundamento?, ¿por qué Oryx mató a Akka?, ¿qué oscuros secretos guardaba la descendencia de Oryx?

Aprovechando mi visita a los archivos tenía que comprobar algo que me había encargado un compañero: ¿por qué él no era digno de conseguir el Águila pescadora* cuando todos los del clan ya la habíamos obtenido? 

Esa sería mi prioridad.

Lo primero que consulté fueron los archivos de la colmena, donde había referencias a Oryx y también a sus hijos. El que destacaba entre ellos era Nokris y no precisamente por ser el más poderoso, sino por todo lo contrario. De hecho, descubrí que había sido despreciado desde su nacimiento por su propio padre al no dominar la espada como su hermano Crota, demostrando así que no era apto para el combate por su debilidad. Era la vergüenza de la familia. No podía competir con ninguno de sus hermanos: ni con la fuerza y la destreza de Crota, ni con Ir Halak e Ir Anûk, que se habían convertido en unas poderosas magas, capaces de matar a quien se atreviera a escuchar su canto de muerte. 

Hacía muchos años atrás su padre, junto con sus hermanas, habían hecho un pacto con los dioses gusano; ellos les ofrecían parte de su poder de la oscuridad a cambio de alimentarlos de formas distintas: conquistando el Universo, con guerra y muerte o simplemente asesinando. 

Nokris optó por nutrirse con conocimientos de lo sacrílego. Era la única salida que le quedaba: fortalecer su sabiduría y ser así el más sabio. Descubrió cómo su padre había obtenido el poder y quiso conseguirlo él también, pero para ello tenía que visitar a los dioses gusano. Estos, al ver que era una deshonra para su padre lo humillaron e ignoraron; todos, excepto uno: Xol, quien se sintió identificado con Nokris al ser también el más débil de su estirpe, pero el que atesoraba más conocimientos oscuros. 

Nokris y Xol pactaron dominar juntos el Universo, empezando por Marte, donde nosotros nos enfrentamos a ellos y conseguimos esa preciada arma. 

Había llegado justo en el punto donde quería. Pero los archivos no me precisaban cómo conseguir el Águila pescadora. De hecho no pude sacar nada en claro sobre ese tema, pero sí que descubrí algo que captó mi atención: resultaba que Xol tenía el poder de resucitar, es decir, el poder de volver a la vida. Y en el pacto que hizo con Nokris, el dios gusano le pasaba parte de su poder. ¿Significaba eso que Nokris podía resucitar después de que los guardianes hubiéramos acabado con él?

Tenía que informar de inmediato a mi clan sobre esto. Y referente a lo del Águila pescadora… ¡sigue intentándolo! 😉

*Lanza cohetes de leyenda con elemento de vacío.


Pedro, un buen amigo virtual, se ha comprado un calendario del 2020 de Destiny (el videojuego al que dedicamos parte de nuestro tiempo) y me ha retado a escribir un relato inspirándome en cada personaje que aparece en dicho calendario. El mes de mayo trae una ilustración de Nokris y esta es la foto que Pedro me mandó el día 1:

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Lídia Castro Navàs

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Fragmento del diario de Sjur Eido

sjur eido, mara y uldren

Sjur Eido, Mara y Uldren Sov. Ilustración de Brian Moncus.

Todavía recuerdo el Distributario. Allí vivíamos en paz, en armonía; separados y ocultos… pero a salvo. Sigo pensando que la decisión de buscar al Viajero fue la más acertada; yo misma apoyé a Mara cuando se puso al mando de esa flota, dispuesta a demostrar que los mitos que nos contaban de pequeños no eran solo cuentos para dormir a niños. 

Llegamos al Arrecife sin saber si el Viajero existía en verdad, pero nuestra fe ciega nos condujo hasta allí. Todavía desconocíamos a lo que nos enfrentábamos…

Gracias a Uldren pudimos comprobarlo. Él arriesgó su vida para mostrarnos una imagen holográfica del Viajero cuando lo sobrevoló. ¡Lo había encontrado! 

Tengo grabado en mi retina brillante ese momento: los abrazos, los sollozos, la alegría de todos los que nos encontrábamos a bordo del crucero, reunidos esperando noticias del hermano de Mara. 

Pero algo provocó un silencio repentino… Uldren también nos mostró cómo una nave enemiga surgía de la nada y lo atacaba. Salió con vida porque así lo quisieron los dioses. Pero entonces tomamos conciencia de la terrible realidad. En ese momento fue cuando Mara echó un paso atrás. Quiso mantenerse oculta. 

Esila no estuvo de acuerdo y se marchó con unos cuantos de los nuestros. Los insomnes divididos de nuevo, como en la Guerra de la Teodicia: hermanos luchando contra hermanos. Todo un pueblo muriendo por defender ideas distintas. La guerra civil insomne dejó mella en el afligido espíritu de Mara y ahora volvía a sentir ese mismo dolor. 

Los insomnes encabezados por Esila llegaron al Viajero y ayudaron a los humanos con nuestra tecnología y medicina más avanzadas. En poco tiempo no tardaron en nacer mestizos y pronto los insomnes olvidaron sus raíces, el Distributario, su propia historia… Todo. 

Mientras tanto, yo seguí con Mara y otros insomnes en el Arrecife, hasta que fuimos sorprendidos por un ataque de los caídos. ¡Ya no estábamos ocultos! 

Muchos de los nuestros huyeron. Pero Mara lideró de nuevo la defensa de lo que quedaba de los insomnes en el Arrecife. Y ganamos. Fue entonces cuando se convirtió en nuestra reina; por su valía, por su lealtad, por su nobleza… No había nadie mejor que nos representara. 

En ese momento tomó la decisión de fundar una ciudad de la que los insomnes pudieran estar orgullosos. Le encomendó a Uldren encontrar un poder jamás soñado, para convertirlo en la piedra angular de esa nueva urbe. Él aceptó honroso su misión. 

Meses después volvió cargando consigo una pequeña criatura, que cabía en la palma de su mano. Tanto Mara como yo lo miramos sorprendidas. ¿Qué era eso tan poderoso, capaz de cumplir deseos? 

«Es un ahamkara», nos informó. «Se llama Riven». 

Todo aquello que Mara deseaba, el ahamkara Riven se lo concedía; y de sus deseos crecía cada vez más y más hambriento. 

La civilización insomne empezó a aumentar y a prosperar, siempre ocultos y añadiendo misterios a su existencia.

Hasta que todo se torció… 


Pedro, un buen amigo virtual, se ha comprado un calendario del 2020 de Destiny (el videojuego al que dedicamos parte de nuestro tiempo) y me ha retado a escribir un relato inspirándome en cada personaje que aparece en dicho calendario. El mes de abril viene presidido por una imagen de las «Brumas divalianas» de la Ciudad Onírica y esta es la foto que Pedro me mandó el día 1:

reto destiny abril

Lídia Castro Navàs

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