
Como todo el mundo sabe, aunque se esté librando la más encarnizada de las batallas contra la Oscuridad, la vida sigue: hay muertes, pero también hay nacimientos; hay parejas que se rompen y otras entre las que saltan chispas —en el buen sentido—.
Hoy te quiero contar una historia de amor que nació en plena Zona Muerta Europea, cuando ese territorio aún existía: Devrim era un gentleman de origen inglés, el mejor francotirador que había defendido la ciudad desde la Edad de Oro.
Aunque, de entrada, podía parecer un poco distante y malhumorado, resultado de los largos años que había pasado en la soledad de las maniobras militares, en realidad era un perfecto caballero de corazón ardiente.
Por otro lado, estaba Allie, una hechicera de raza insomne, recién salida de la academia y que acudió a la llamada de Devrim en una de sus primeras misiones. Cuando Allie escuchó la voz de Dev —como le llamaban en confianza— por el intercomunicador, su piel se erizó. Pero la reacción fue todavía más fuerte cuando lo vio en persona. El lugar no podía ser más idílico… encaramado al campanario de esa iglesia en ruinas de Trostlandia.
Allie llegó a la zona y, siguiendo las coordenadas que él mismo le había facilitado, accedió a lo alto de esa torre; allí estaba él: uniforme militar a la antigua usanza, barba de unas semanas, aunque bien recortada y estampada de canas que resultaban muy sexis; fusil en mano, dispuesto por uno de los huecos de las ventanas atrincheradas y con su mirada penetrante puesta en el objetivo.
Allie llevaba su túnica más nueva, que ofrecía ventajas en el combate, no solo para ella, sino también para los integrantes de su escuadra. Además, iba armada con esa espada que había conseguido recientemente en Marte, y que colgada en su espalda la hacía sentir más segura y más fuerte.
Cuando sus miradas se cruzaron saltaron chispas. Ella tartamudeó y él sonrió de medio lado. Estaba claro que la conexión había sido instantánea, pero… ¡Sí, hay un pero! Allie no conocía un detalle importante: y es que Devrim bebía los vientos por Mark, su pareja desde hacía años; era abiertamente gay.
La desilusión que se llevó la chica la usó en el combate, donde demostró ser una de las mejores hechiceras de su promoción, y todo gracias a esa rabia que le nacía del pecho henchido de decepción.
Pedro, un buen amigo virtual, se ha comprado un calendario del 2020 de Destiny (el videojuego al que dedicamos parte de nuestro tiempo) y me ha retado a escribir un relato inspirándome en cada personaje que aparece en dicho calendario. El mes de noviembre trae una imagen de esta hechicera en la ZME y esta es la foto que Pedro me mandó:

Me ha encantado la historia, pero la hechicera, la verdad vaya por delante, muy atractiva no parece. Un besazo.
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Jajajaja, eso es por el casco de combate que lleva en la imagen 😝
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Has hecho maravillas con la imagen y el relato ha resultado excelente. Me gustan este tipo de historias fantàsticas. Y siempre en medio del caos hay cosas positivas.
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Muchas gracias, Ana 😀 Me alegra, de verdad, que así lo creas. No siempre es fácil sacar una historia de una imagen (lo comprobáis cada mes en mi reto jajaja).
Por supuesto, siempre hay un lado positivo de todo 😉
Un abrazo.
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