
La escarpada fachada lo recibió con la dureza de su piel lítica. El pórtico de roca pulida daba acceso a un oscuro destino, pero eso no lo amedrantó. Le había costado mucho llegar hasta aquí y no iba a dejarse llevar por el miedo. Esa montaña era solo metafórica. Ahora empezaba el verdadero viaje: el camino hacia el interior de su alma.
Otra de mis tríadas: Ilustración + microrrelato + música. Recomiendo disfrutar todo a la vez. Espero que te guste.
Lídia Castro Navàs
Pues te ha quedado un conjunto muy interesante. Un besazo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchas gracias, Carlos! Celebro que te guste la tríada 🤗 Un besazo
Me gustaLe gusta a 1 persona
Buenísimo Lidia, saludos…
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchas gracias, Ana. Me alegra que te guste 🙂 Un abrazo.
Me gustaLe gusta a 1 persona