El cursor parpadeaba en la pantalla en blanco acompasado por el tic-tac del reloj que se escuchaba de fondo. Una idea difusa apareció en mi mente. Pero ni siquiera era buena, solo una más de tantas. Aunque le podía añadir ese protagonista de personalidad arrolladora, y quizás ese contexto enigmático que me atraía. ¿Y si introducía ese objeto mágico para empezar la historia? Tal vez el protagonista podría encontrarlo, emprender un viaje, superar adversidades y, entonces, al final…
David Generoso, en su grupo de Facebook, nos mostraba este dibujo del proceso creativo hecho por William Cho. Para mí el proceso creativo es algo como lo que muestro en el micro de arriba:

