El albaricoquero de mi abuela 

Foto propia. Flix, 2017

Un gran árbol se levanta en medio de una pequeña huerta. Es un majestuoso ejemplar de copa chata y ramas largas que cuelgan como las de un Sauce llorón. Ese es el albaricoquero de mi abuela. Mi padre lo plantó para ella pues le gustaba mucho su fruta. Y aunque el árbol creció fuerte, nunca dio ni un solo albaricoque.

Hasta una primavera en que sus ramas se llenaron de flores que se convertirían en dulces frutos. Fue la primavera en que mi abuela nos dejó. Nunca llegó a saborearlos. Desde entonces, cada nuevo florecer me recuerda a ella.

Lídia Castro Navàs

35 comentarios en “El albaricoquero de mi abuela 

  1. Es un gran relato sobre un árbol caprichoso o que tiene sus propias razones para dar fruto. Las abuelas dejan grandes recuerdos que brotan en su ausencia. De la mía un idioma que despierta cuando retorno. Un besazo.

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  2. Vaya, todo un proceso transmigratorio… más o menos. La esencia vital de la abuela transformada en frutos, con un repunte algo irónico, si se lee con algo de mala leche.
    Una sugerencia: ¿Y si partes en dos párrafos con la frase «Hasta una primavera(…)»? 🙂

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  3. Un homenaje tardío el del albaricoquero hacia tu abuela. Quizá, arrepentido por no haberle dado frutos a ella, decidió florecer para ti, para que siempre la recuerdes…
    ¡Cuántos recuerdos entrañables guardamos en ese cajón exclusivo de la memoria! y qué te voy a decir yo de abuelas… la mía la tengo cada vez más presente en mi vida.
    Un beso.

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