Entre estrellas

boque
Foto: @SetahBastet

Habíamos ido a observar las estrellas. Llevábamos preparando nuestra escapada astronómica más de tres semanas. Lo teníamos todo previsto: la tienda de campaña y los sacos de dormir listos, el telescopio preparado, la nevera llena de provisiones. Sin olvidar el termo de té, indispensable para hacer pasar el frío y aguantar hasta altas horas de la noche sin bostezar. Una gran emoción nos invadía el pecho haciéndose paso a través de nuestras almas.

El lugar escogido era inhóspito y a la vez ideal. Un bosque solitario y apartado, lejos de la civilización y sin contaminación lumínica que estropease nuestro más ansiado propósito: observar las estrellas en calma y trasladarnos hasta el cielo a través del objetivo del telescopio.

Al llegar a nuestro destino, el sol ya se estaba poniendo y los árboles mortecinos proyectaban unas inquietantes sombras espectrales. El suelo húmedo estaba lleno de hojas recién caídas y algunas ramas secas crepitaban bajo mis botas.

La superficie del lago, junto al que nos disponíamos a acampar, reposaba imperturbable. Una fina capa de vegetación muerta recubría toda su superficie, dándole un aspecto de manto orgánico en proceso de descomposición.

Con la caída de la noche, acompañada de toda clase de sonidos turbadores, llegó el momento esperado. Apagamos la luz de gas y acercamos nuestros ojos al cielo, en silencio, disfrutando del instante irrepetible.

Un sonido casi terrorífico heló nuestra sangre, a la vez que perturbó nuestra paz…. Los dos levantamos las cabezas al unísono y con incredulidad pudimos observar un espectáculo inefable. Una cegadora luz surgía de las oscuras y profundas aguas del lago, a la vez que iluminaba todo a su alrededor de forma inevitable. La incertidumbre por el origen de tan extraño fenómeno nos abordó súbitamente. La luz ascendía lenta e irremediablemente, como un espíritu que intenta alcanzar la eternidad. Hacia al cielo. Cada vez más lejos. Nuestro asombro no cesó hasta que, la cada vez más pequeña luz, llegó al cielo y se reunió con la multitud de estrellas.

Acabábamos de presenciar algo inexplicablemente bello.

Lídia Castro Navàs

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