
Foto: @lidiacastro79
Llevaba el cesto de mimbre repleto de flores recién cogidas del campo. El sol aún brillaba, pero se encontraba ya lejos de su zénit y el cielo mostraba una paleta de colores muy variada donde predominaban el rosa y el violeta.
Los bajos de su vestido blanco se habían teñido de verde y sus botines estaban llenos de polvo, pero había valido la pena. Esas maravillosas flores decorarían ahora su hogar y su fragancia la acompañaría durante unos días mientras escribía poesía.
