Imaginad a una madre primeriza que se ve obligada, por la presión social, a sacrificar a su hijo recién nacido por no tener el aspecto que se esperaba…

Zeus y Hera
Esta es la historia de Hera, Zeus y su hijo Hefesto.
Lo sé, son dioses de la mitología, pero no podemos olvidar que los mitos fueron creados por personas (hombres) con un único objetivo: adoctrinar a los suyos, decirles cómo se tenían que comportar y cuál era su “sitio” en la sociedad.
Y ¿cuál es nuestra herencia cultural?
Exacto, nuestros estamentos sociales, judiciales, políticos, legislativos… tienen un origen antiguo. Griegos primero, y romanos después, nos impusieron su “forma de hacer” que sigue vigente hoy en día.

La justicia tiene raíces antiguas
Volviendo al mito… Hera era la diosa de la fertilidad y del matrimonio, hermana y esposa de Zeus (Rey de los dioses del Olimpo) y claro, ¿cómo iba ella a pensar que el fruto de dos dioses sería un engendro de la naturaleza? Se suponía que ella encarnaba el paradigma de madre…

Hera, diosa del matrimonio y la fertilidad
Y como seguro que imagináis, la culpa de dar a luz a un bebé cojo, bizco y con chepa no fue de Zeus, sino de ella. La honra de toda la familia recaía en las mujeres (también en las diosas, pues son las que dan “ejemplo” a las mortales).
Como ella era la culpable, no tuvo más remedio que buscar una solución drástica: hacer desaparecer a Hefesto. Lo lanzó desde el Olimpo y el bebé estuvo cayendo durante 9 días hasta llegar al mar. Por suerte, sobrevivió (no olvidemos que era un dios).

El Olimpo, hogar de las divinidades griegas
En el mar fue adoptado por un grupo de nereidas (ninfas del agua salada) que lo criaron y le enseñaron un oficio para que pudiera valerse por sí mismo: la forja del hierro. Así Hefesto se convirtió en un hombre con unas condiciones físicas poco normativas, pero válido.

Hefesto, dios del fuego y del hierro
Pasaron los años y Hera se enteró de que su hijo seguía vivo y se arrepintió tanto que tuvo la necesidad de enmendar su error. Fue a visitarle y quiso ofrecerle un regalo a modo de perdón. ¿Sabéis que le regaló? Pensad ¿qué es lo que más ansía poseer un hombre?
Habéis acertado: una mujer. Y no una mujer cualquiera, sino la diosa de la belleza y del amor, Afrodita. Ella, sin comerlo ni beberlo, se vio prometida a un hombre al que no conocía y no quería (pero eso es lo que se encontraban muchas jovencitas de la época).
Podría continuar explicando qué pasó en el matrimonio forzado entre Hefesto y Afrodita, pero ese es otro mito y da para otro artículo

Afrodita, diosa del amor y de la belleza
Resumen para acabar:
- Objetivo de los mitos: adoctrina.
- La mujer es la portadora de la honra de la familia y eso la hace responsable en todo lo relacionado con fertilidad, concepción, hijos… Si algo sale mal, la culpa es suya.
- El matrimonio forzado imperaba en la época. El esposo firmaba un contrato con el futuro suegro. La mujer era un objeto y no tenía voz ni poder de decisión.
Este artículo es en realidad un hilo que colgué en Twitter para participar de una iniciativa de la Editorial Cerbero de la que os dejo toda la información en el siguiente banner:
Aquí mi hilo: