
La luna era mi segunda casa. Cuando algo me atenazaba el corazón la miraba y me trasladaba hasta ella, muy lejos de la Tierra. Esa noche, la luna brillaba como el bronce bruñido y mis ancestros acunaron mi sueño, incluso sentí cómo uno de ellos me acarició el cabello, transmitiéndome la seguridad y la calma que necesitaba para afrontar mis desafíos del día siguiente.
Esta es mi propuesta para Escribir Jugando de junio, un microrrelato de 64 palabras (sin contar el título), basado en el desafío. Descúbrelo.
¡Te invito a participar!
Puedes consultar las bases aquí:
¿Te interesan los juegos de mesa que te ayuden a mejorar tu escritura?
Te aconsejo unos cuantos. Echa un vistazo en el siguiente enlace:
Lídia Castro Navàs












