¡Ya llegó el rey!
Con sus majestuosos tonos dorados y acompañado de cohetes, fuegos artificiales y música en las calles.
Hay quienes le rinden pleitesía en forma de rituales, donde no faltan el fuego, el dulce y el alcohol.
La alegría por su llegada hace que se olviden de los aspectos más oscuros del rey predecesor.
Démosle la bienvenida que se merece, pues él nos traerá luz, calidez y júbilo. Al menos hasta finales de septiembre, cuando volvamos a despedirlo.
¡Bienvenido, Verano!