En cuanto salí de entre las rocas, una pequeña cala se abrió ante mí. Huía del bullicio de la ciudad y de la dichosa mudanza, que por fin había terminado. Fruncí el ceño en cuanto el sol me cegó al abandonar la penumbra. El calor del mediodía era abrasador, había sido una buena idea acarrear la sombrilla hasta allí. Estaba resuelta a tumbarme y no pensar en el centenar de cajas que me quedaban por abrir.
Lídia Castro Navàs
Las mudanzas son una pesadilla, desde luego 🙂 Como bien sabe tu protagonista, lo peor no es el día en sí mismo, sino la cantidad de trabajo antes y después 🙂
¡Gracias por participar en el reto! 🙂
Y perdón por la tardanza en comentar, he estado de vacaciones 🙂
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gracias Adella!! Siempre es un placer participar en tu reto!! Hay que disfrutar de las vacaciones para hacer nuevas y renovadas creaciones (no hay nada que perdonar). Un saludo 😉
Me gustaMe gusta