El mineral de Odín

Se desató una tempestad en altamar como nunca la había vivido. El miedo empezó a anidar en mí entre los estruendosos truenos y la negrura que, de repente, había cubierto el cielo del mediodía. El capitán, que se llamaba como el rey de los dioses vikingos, salió a la cubierta armado solo con un mineral; lo levantó al cielo y miró a través de él sin perder el equilibrio. Después pidió un cambio de rumbo. Al poco salimos de la tormenta. 

Luego supe que el mineral de Odín le permitía ver el sol incluso a través de las nubes.


Esta es mi propuesta para Escribir Jugando de enero, un microrrelato de 99 palabras (sin contar el título), basado en el desafío. Descúbrelo.

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Lídia Castro Navàs

Hechizo contra esa moda

Iba a acabar con esa moda de la lectura. Muchos posaban con los libros que tenían, leían o veían en librerías. Mera fachada; nadie se paraba a reflexionar sobre su contenido. Al doblar la esquina, me escondí bajo la capucha. Me acordé que había comprado esa capa en un mercado medieval, el mismo día que encontré el tratado de brujería de donde había sacado el hechizo. Al llegar al observatorio lo recité y el cielo se cubrió de letras brillantes. Todas las páginas del mundo quedaron en blanco igual que las mentes de las personas que se vanagloriaban de leerlas.


Esta es mi propuesta para Escribir Jugando de diciembre, un microrrelato de 100 palabras (sin contar el título), basado en el desafío. Descúbrelo.

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Lídia Castro Navàs

Mi sol

Él era mi sol, el centro de mi universo. Toda mi vida giraba en torno a él. Por eso, dejarlo ir supuso un desafío: enfrentarme al valor de soltar lo que consideraba propio, pero las personas no pertenecemos a nadie… 

Tomaba Chicory tres veces al día para el desapego y hacía una meditación diaria con calcita para potenciar el chakra 3, mi sol interno. No me rendí.

Ahora echo la vista atrás y me doy cuenta de que el sufrimiento me ayudó a encontrar mi propia fuerza, mi poder interno; un poder que siento como si fuera un león.


Esta es mi propuesta para Escribir Jugando de noviembre, un microrrelato de 99 palabras (sin contar el título), basado en el desafío. Descúbrelo.

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Lídia Castro Navàs

Tiempos de innovar

Los tiempos estaban cambiando, incluso para las personas que se dedicaban a la magia y a la hechicería. Estaba muy visto eso de poner veneno en una manzana, así que la pócima de desamor que estaba creando sería más original, más creativa, más innovadora… La persona que escuchara la música de un violín, en el momento en que sonaran esos acordes concretos, caería víctima de su hechizo y perdería la capacidad de amar. Así como él había perdido su corazón tiempo atrás. Esa sería su venganza, por un rechazo que todavía hacía sangrar su orgullo herido.


Esta es mi propuesta para Escribir Jugando de octubre, un microrrelato de 96 palabras (sin contar el título), basado en el desafío. Descúbrelo.

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Lídia Castro Navàs

Reflotar

Desde que empezó su nuevo trabajo se sentía arrastrada por un mar emocional. No tenía control de nada, solo era víctima de la marea y el oleaje que la llevaban de un lado a otro.  Decidió hacer una meditación profunda y para ello se ayudó de un ágata cornalina, que sujetó con fuerza en la mano derecha y unas gotas de una esencia de orquídea en las sienes. Entonces, invocó a su tótem preferido: el caballito de mar, que la reflotó hasta la superficie donde pudo respirar aliviada de nuevo.


Esta es mi propuesta para Escribir Jugando de septiembre, un microrrelato de 90 palabras (sin contar el título), basado en el desafío. Descúbrelo.

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Lídia Castro Navàs

Beber directamente del brick

El hatillo estaba tirado en el suelo del callejón donde me alojaba. Lo que más echaba de menos era beber leche todas las mañanas, directamente del brick. Sé que ella odiaba que hiciera eso. ¡Lo que daría por hacerla enfadar de nuevo, por rodearla entre mis brazos y susurrarle lo mucho que la quería! Pero ya no podía volver atrás; no con mi máquina del tiempo estropeada. Las manillas del reloj se habían roto y allí jamás encontraría el material adecuado. Había fracasado en mi intento por impedir su muerte; había desaprovechado el único salto temporal que me quedaba. 


Esta es mi propuesta para Escribir Jugando de junio, un microrrelato de 99 palabras (sin contar el título), basado en el desafío. Descúbrelo.

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El pacto del hidromiel

Siendo tres adolescentes bebedores de hidromiel hicieron un pacto; se protegerían siempre, ante cualquier enemigo y en cualquier batalla. Uno de ellos levantó su jarra con una mano y con la otra apretó con fuerza la punta de obsidiana que colgaba en su cuello. Los otros dos lo imitaron y brindaron por la protección que se acababan de prometer. Lo que no sabían es que una guerra estaba a punto de estallar y ellos jugarían un papel muy importante. Ninguno de los tres sobrevivió: solo sus espadas, que aún reposan a los pies de la Dama, nos recuerdan su historia.


Esta es mi propuesta para Escribir Jugando de mayo, un microrrelato de 100 palabras (sin contar el título), basado en el desafío. Descúbrelo.

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Lídia Castro Navàs

La fórmula de Antálcidas

Corría la primavera de 1742 cuando algo increíble sucedió en el laboratorio de Antálcidas, el último gran alquimista. Yo lo presencié todo: el maestro se pasó la noche experimentando con una fórmula para convertir las plumas en oro. Y no solo lo consiguió, sino que además, pudo demostrarlo: puso en una balanza una pluma y en la otra una bolsa con su creación. Resultó que el oro era más liviano que la pluma, de la que solo usó las barbas. 

Antálcidas se haría rico y yo debería buscar otra forma de cubrirme, estaba seguro de que perdería todas mis plumas. 


Esta es mi propuesta para Escribir Jugando de abril, un microrrelato de 100 palabras (sin contar el título), basado en el desafío. Descúbrelo.

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Lídia Castro Navàs

Confiar en el proceso

Todo se iniciaba con la luna sin luz de marzo, sus plumas empezaban a desprenderse. No era algo agradable de experimentar, pero necesitaba pasar por ese proceso doloroso, pasar por sentir la vulnerabilidad y la desnudez, para que sus alas cogieran fuerza y le permitieran volar más alto, más lejos y durante más tiempo. Confiaba en que el aire se llevaría toda esa molestia y la selenita le recordaba que la luz volvería a iluminar la luna en su eterno ciclo, igual que la esperanza volvería a anidar en su corazón.


Esta es mi propuesta para Escribir Jugando de marzo, un microrrelato de 90 palabras (sin contar el título), basado en el desafío. Descúbrelo.

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El mal que acecha

Solo tenía que cruzar el acantilado con Perseo, su caballo blanco, usando el puente de arcoíris y llegar hasta el bosque Esmeralda. Allí no podrían alcanzarlo los gigantes.

Igual que Don Quijote, su mente recreaba esa fantasía; sus gigantes no eran molinos de viento, pero daba igual, vivía con el temor de ser acechado por criaturas oscuras. Ni siquiera la runa algiz podía protegerlo de un mal que no estaba fuera, sino dentro de él.


Esta es mi propuesta para Escribir Jugando de febrero, un microrrelato de 75 palabras (sin contar el título), basado en el desafío. Descúbrelo.

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