Mi visión de… Hasta luego, futuro

Hacía mucho que no traía por aquí mi visión de una novela. En los últimos meses he leído mucho ensayo y libros de temas históricos. También novelas juveniles, de esas para que lean mis alumnos. Pero ninguna destacable de reseñar. 

Hace unos días me llegó esta novela: Hasta luego, futuro que gané un sorteo que realizó la propia autora y compañera bloguera: Laura Urcelay

Foto propia

UNA HISTORIA REAL

Sabía que su contenido me removería, al ser una novela que, aunque adaptada, con nombres cambiados y demás, está basada en una historia real. Y que, además, es fruto de un proyecto de cooperación de la Universidad de Sevilla, que la propia Laura realizó en Palestina y que le inspiró para escribir el libro. 

Creo que es una lectura muy interesante y necesaria, que te acerca al conflicto que se vive en esa zona y que se dilata ya demasiado en el tiempo. 

RAWIYA

El relato transcurre en Nablus (Cisjordania) durante seis meses entre los años 2017 y 2018. El formato es el de un diario personal, ya que al inicio de cada capítulo se indica la fecha y porque la narración está en primera persona. La voz de su protagonista es Rawiya, una preadolescente de 12 años que nos explica su día a día de forma muy fresca, con un punto de ironía que me hacía sonreír, a veces; y otras mostrando una realidad muy cruda, que me estremecía al sentirme en su piel. Y es que vive una realidad llena de contrastes, en un contexto excepcional, un territorio en disputa: la actual Palestina. 

No desvelo nada al decir que todo empieza por el asesinato de su mejor amiga Nadya (consta en la sinopsis del propio libro). Ese suceso hace que la vida de Rawiya cambie para siempre y necesite “algo” para poder empezar a sanar todas sus heridas. Ese “algo” será la escritura (que levante la mano quien haya escrito de forma terapéutica: ¡Yo!). 

El asesinato impune de su amiga será el catalizador para que esta niña, no solo madure de forma abrupta, sino también para que su necesidad de expresarse se convierta en una forma de resistir; tal y como sale en el libro: “escribir también es resistir”. Aunque pronto descubrirá que “escribir también te puede llevar a la cárcel”.

La sociedad palestina sale bien retratada a través de los personajes que aparecen en la novela: sus padres, abuelos, hermano, amigos de la familia, comerciantes del barrio, vecinos, amigos y amigas que van cruzándose en la historia ampliando así el punto de visión de nuestra guía. 

A DESTACAR

+ Me gustaría remarcar las escenas en que se habla de comida (con sus nombres originales y sus definiciones). Para mí la comida es tan importante como la lengua, pues son la base de una civilización. Nos habla de la riqueza cultural de dichas gentes que comparten, no solo comida, alrededor de una mesa; aunque no tengas nada más que compartir que tu propia voz, eso se traduce en otra forma de resistir: la importancia de mantener vivas tus raíces.  

+ Rawiya, además, asiste a reuniones con otras mujeres en una asociación donde se mantienen al corriente de las detenciones, encarcelamientos, juicios y demás sucesos que les ocurren a sus maridos, hijos o hermanos a diario. Una situación que parece normalizada y con la que tienen que convivir. Eso las hace las más resistentes de todos los personajes del libro. Una de ellas es Filasteen, profesora que impartirá un curso de escritura al que asistirá Rawiya y que no solo le enseñará recursos para escribir, sino otras lecciones: “(…) Filasteen ha dicho que las mujeres somos el grupo que más oprimido y durante más tiempo ha estado a lo largo de la historia, que todavía lo estamos. Nos ha confesado que, a veces, piensa qué pasaría si utilizáramos esta premisa para exigir una tierra solo para mujeres. Dice que todo el mundo lo vería absurdo (…) y, sin embargo, es uno de los argumentos más potentes del sionismo (…)”.

+ Uno de los momentos más angustiantes de toda la historia (hay varios) para mí fue el rato que pasan en un control al volver de Ramala, cuando detienen a su hermano durante dos horas, porque sí. Las vejaciones continuas y los incumplimientos de los Derechos Humanos a los que esa población es sometida son muy indignantes

+ Rawiya, desgraciadamente, tiene que vivir varias muertes y sus procesos de duelo son descritos de una forma que muchos nos sentimos identificados: “el agujero en el pecho ha crecido (…) sé que seguirá creciendo mientras viva, y otros, a mi alrededor, mueran”. Me parece una metáfora deliciosa, cercana y tierna

CONCLUSIÓN

Para concluir solo me resta recomendar este libro por todo lo que aporta y por su trasfondo. Es mucho más que una novela, eso queda claro desde el inicio de la lectura y hasta el final, cuando sientes que algo en ti ha cambiado después de leerla

Gracias, Laura.

Laura Urcelay mostrando su novela. Foto sacada de la red.

A la venta en Amazon en papel o en digital.

Lídia Castro Navàs