
Por mucha luz que una tenga, acabará por apagarse del estrés. Hay que aprender a poner límites, a decir que no, a anteponerse; es la asignatura pendiente hoy en día. Y todo porque nos han educado creyendo que es de ser mala persona no ayudar a los que quieres. Pero llega un momento en que una se siente como esos enanitos mineros, picando piedra todo el día. Está bien alumbrar a los demás desde la libertad, pero también está bien, de vez en cuando, que nos iluminen a nosotras como si de un cinematógrafo se tratara.
Esta es mi propuesta para Escribir Jugando de diciembre, un microrrelato de 96 palabras (sin contar el título), basado en el desafío. Descúbrelo.
¡Te invito a participar!
Puedes consultar las bases aquí:
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Lídia Castro Navàs










