
Giuseppe no salía de su laboratorio desde sus años de estudiante en la universidad. Día y noche investigando le habían costado la juventud y la posibilidad de formar una familia. Pero lo único que él deseaba era constar en los anales de historia, siendo el inventor de algo importante para la humanidad a nivel mundial. Lo que jamás pensó era que ese día llegaría solo por ver caer una piedra del cielo. Había sido una casualidad que esa noche se quedara en vela esperando unas reacciones químicas y viera el destello en el cielo. ¿Qué mérito tenía eso?
Esta es mi propuesta para Escribir Jugando de mayo, un microrrelato de 95 palabras (sin contar el título), basado en el desafío. Descúbrelo.
¡Te invito a participar!
Puedes consultar las bases aquí:
¿Te interesan los juegos de mesa que te ayuden a mejorar tu escritura?
Te aconsejo unos cuantos. Echa un vistazo en el siguiente enlace:
Lídia Castro Navàs
Otra persona también pasó a la historia por ver caer una manzana.
Está visto que esto de las caídas tiene su historia. 🙂
Besitos 😘
Me gustaLe gusta a 2 personas
jajaja Cierto, Ratonet. Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo.
Me gustaMe gusta
Excelente relato, aunque al final queda la sensación de que no valió tanto la pena el haber sacrificado tanto por un momento de gloria. Muy bueno Lidia, ¡me gustó!
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchas gracias, Ana. él ansiaba hacer algo «grande» y ver caer una piedra no le pareció demasiado jeje Me alegra que te gustara. Un abrazo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Dejar huella… ¿cómo lo hacemos? ¿Viviendo una vida común o haciendo algo que consideramos extraordinario? Quién sabe qué causa mayor impacto.
Una buena reflexión la tuya. Lo que hacemos siempre nos parece poco.
Un abrazo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Exacto. Me alegra que te haya gustado la reflexión. No nos damos cuenta de cuánto noa exigimos a veces, ¿Verdad?
Un abrazo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Mucho mérito. Muy buen relato Lidia. Un placer leerte. Abrazos
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchas gracias, Nuria. Un abrazo.
Me gustaMe gusta
Mucho o poco, definitivamente tuvo su mérito, ojalá Guiseppe pueda aprovechar su nueva fama para mostrar sus inventos. 🙂
Me gustaLe gusta a 1 persona
Sí, a veces cuesta ver los méritos propios. Muchas gracias, Absenta. Un abrazo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gracias a ti, estoy totalmente de acuerdo. 😀
Me gustaLe gusta a 1 persona
Casualidad o evidencia, el hecho es ese. Fue él y no otro. Eso ya es mérito, ¿no te parece? También lo estuvo buscando. Sus interés merecía alguna recompensa :-9
Un beso enorme y en breve te dejaré mi relato.
Disfruta del domingo 🙂
Me gustaLe gusta a 1 persona
Tienes toda la razón, Maga. Todo consiste en ser el que lo presenció, el único.
Un abrazo grande de vuelta e igual, disfruta de la tarde de domingo.
Me gustaMe gusta
¡Tanto esperar! ¡Tantas expectativas!
Y al final, ¡la maldita casualidad tuvo que meterse por medio para adjudicarle el mérito!
¡Pobre Giuseppe! El reconocimiento le había llegado sin sentirse merecedor del mismo, sin disfrutarlo, con profunda tristeza. Muy bueno Lidia. Un abrazo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchas gracias, Marlen. 🙂 Me alegra que te guste. Un abrazo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
jajajaja, al final se cumplió su sueño, aunque no del modo que él esperaba. Muy bueno!! Un abrazo!!
Me gustaMe gusta