No soy muy amante de seguir cadenas de nominaciones entre blogs, más que nada por falta de tiempo.
Ayer Úrsula, de El blog de Úrsula me nominó para un reto un tanto diferente. Al principio pensé en ignorarlo, pero la historia privada que ella misma nos desvela me hizo empatizar, pues yo misma pasé por una separación traumática. El tiempo pasa y, aunque las heridas no curan, ya no duelen.
Toda etapa de la vida difícil nos enseña algo y de todo se puede sacar un fruto; mi fruto fue abrir un blog y ponerme a escribir como una posesa; y, con vuestros ánimos, acabé por publicar mi primer libro: Mis historias y otros devaneos, un recopilatorio de 101 microrrelatos. Pero no me quedé ahí, sino que estoy apunto de publicar mi cuarto libro en dos años.
Esto que os he contado ya sería suficiente como reto, pues se trata de explicar algo que nos haya marcado en la vida, pero quiero compartir otra cosa que me marcó y me llevó a plasmarlo en un micro que se llama Recuerdo indeleble.
Todos los procesos de duelo son emocionalmente difíciles, ya sean por separación o muerte. Pues bien, ese micro contiene lo que yo sentí por una muerte cercana y a una edad sensible, durante mi adolescencia.

La de la foto soy yo en el Guggenheim de Bilbao. Foto hecha por @setah.bastet
«A veces la vida nos conduce a callejones sin salida. Hay quien se queda anclado ahí toda su vida, y hay quien se da la vuelta y busca una salida. Yo busqué una salida».
Espero que me perdonen Úrsula y los organizadores del reto, pero no voy a nominar a nadie. De las personas que me siguen y lean esto pueden hacerlo como si las hubiera nominado.
Lídia Castro Navàs